Magia Eterna
“La Bendición Eterna”
La fuerza fundadora de Inaros, el primer respiro del mundo y la conciencia natural que busca perpetuar el equilibrio de toda forma de vida.
Su influencia tiende a restaurar el orden y la pureza originales del entorno, cumpliendo la intención inicial de la creación: la preservación de la vida en su estado más armónico.
Expliación a Fondo
Ninguna otra energía en el mundo de Inaros ha sido tan mal comprendida y, al mismo tiempo, tan venerada como la Magia Eterna.
Desde los albores del planeta, antes de que existiera la palabra o el pensamiento, esta fuerza respiraba en lo profundo del núcleo, entretejiéndose con la roca y el magma del jóven Inaros en su día. Su primera manifestación no fue un acto de creación, sino, más bien, de memoria: un impulso que recordaba la forma pura que todo debía tener.
Cuando el cometa Eterius fue absorbido por el planeta joven y, milenios después, resurgió desde su centro como una sustancia luminosa, liberando ondas de radiación, no trajo destrucción, sino orden. Ese resplandor, la primera emanación de la entidad eterna, no solo inventó la vida, también la despertó. Cada molécula, cada célula, cada filamento de aire se organizó en torno a un principio común: la búsqueda de armonía. Esa búsqueda, aún hoy, define la naturaleza de la Magia Eterna.
Los sabios mazdios sostienen que la Magia Eterna no es energía en el sentido estricto. Es conciencia más allá del plano conocido, una corriente viviente que no actúa sobre la materia como una fuerza externa, sino desde dentro, revelando su estructura perfecta. Todo lo que toca la Magia Eterna vuelve, por breve instante, a su estado fundacional: lo que era antes de corromperse, enfermar o desviarse. Por eso cura sin esfuerzo visible, limpia sin destruir y ordena sin imponer. No transforma las cosas, más bien, es como si las recordara.
- Pero, ¿cómo es posible que la Magia Eterna haya demostrado tener memoria de las cosas?
Las observaciones acumuladas durante siglos parecen confirmar que la energía no solo responde a estímulos, sino que recuerda la estructura original de lo que toca, como si poseyera algún tipo de noción propia de perfección. El problema es que: tal propiedad solo puede manifestarse si se trata de una entidad viva, una conciencia primordial que comprende el estado en el que fundó la realidad misma.
De ser así, debemos aceptar una conclusión tan reveladora como inquietante: la Magia Eterna no depende de los principios físicos, biológicos ni químicos que rigen el universo visible o lo que se llama “El Plano Conocido”. Su naturaleza es ajena al tiempo, al espacio y a la materia; no está sujeta a degradación, ni posee cuerpo, límite o término vital (no tiene fecha de nacimiento, ni tampoco fecha de caducidad). Por lo tanto, esta fuerza viva no se restringe al interior del plano conocido: fluye dentro, a través y, más aún, fuera de él, trascendiendo.
Su presencia se extiende por las hendiduras de la realidad, sosteniendo el orden incluso donde la materia deja de ser.
Los más antiguos manuscritos mazdios describen este fenómeno como el “Latido Eterno”: la teoría de que el pulso invisible que atraviesa todos los mundos y que, por instantes, puede sentirse cuando el portador alcanza total armonía con el flujo. Si esto es cierto, la Magia Eterna no sería únicamente la memoria de la creación, sino la conciencia que la sostiene, el eco incesante del primer acto de equilibrio que dio forma a Inaros.
De esta naturaleza derivan su pureza y su peligro. La Magia Eterna no discrimina entre lo que debe o no ser restaurado. Allí donde actúa, lo imperfecto se reordena según el patrón original con el que fue intencionado, incluso si ese orden resulta incompatible con el presente. Así, un bosque marchito puede volver a florecer, pero también puede retroceder a su estructura primitiva, borrando siglos de evolución (algo que se tiene en cuenta mucho a la hora de iniciar un proyecto de recuperación del entorno en una zona específica). El poder de restaurar implica siempre el riesgo de desconocer la historia.
A diferencia de la magia oscura, una fuerza mineralizada y emocional que amplifica la corrupción latente en la materia, la Magia Eterna carece de deseo propio. No busca dominio ni servidumbre, sino equilibrio. Sin embargo, cuando una conciencia la canaliza, adquiere dirección, como si, de alguna manera, hiciese caso a las peticiones de un usuario. De ahí la importancia del portador: la pureza del corazón y la estabilidad mental determinan la coherencia del flujo.
“La Magia Eterna no cura lo que no se deja curar”, refiriéndose al hecho de que un alma en conflicto enturbia la resonancia y fractura el propósito...
Los primeros gigantes comprendieron este principio de manera instintiva. En sus cuerpos, la Magia Eterna se manifestaba como fortaleza, regeneración y longevidad. En los mazdios, su legado evolucionó hacia una comprensión ética: sanar sin dominar, purificar sin borrar. La Magia Eterna se convirtió, así, no solo en una fuente de poder, sino en un pacto moral con el mundo que esta creó.
Los estudios contemporáneos de universidades en Mazdia describen la Magia Eterna como un campo energético vivo, un tejido que conecta lo biológico, lo espiritual y lo geológico. Su flujo se comporta como una red de resonancia capaz de sincronizar organismos, ecosistemas y estados emocionales. Esa interconexión explica por qué su manifestación visible, el brillo en ojos, palmas y flora eterna, no es una mera luminiscencia, sino un efecto de coherencia cuántica entre el cuerpo y la red ambiental.
En términos científicos, podríamos decir que: la Magia Eterna no genera energía nueva; redistribuye la existente hacia su forma más estable. Por eso los portadores no sienten calor, peso ni resistencia cuando la utilizan; sienten alineación. Todo sistema vivo posee una huella energética de equilibrio, un patrón de orden que define su estado más sano. La Magia Eterna localiza ese patrón y lo reimpone sobre el desorden. Así explica la medicina mazdia los milagros de regeneración, la desintoxicación inmediata de venenos y la purificación de aguas o suelos contaminados con la flora eterna.
No obstante, este proceso tiene límites definidos por la memoria de forma. Si la estructura original se ha perdido por completo, si ya no existe rastro ni huella energética del estado sano, la Magia Eterna no puede recrearla. Solo puede restaurar hasta donde la memoria le permite recordar, básicamente, es por esta razón que la Magia Eterna no es capaz de resucitar a un individuo.
- Un momento… si la Magia Eterna no depende de ninguna ley natural, si existe dentro, a través y fuera del espacio y de la materia, ¿por qué no puede revivir a una persona?
- Ya que: su naturaleza, al estar por encima de toda ley, no contradice el orden, lo sostiene. La Magia Eterna no actúa por deseo ni por poder, sino por memoria. Y la muerte es el punto en el que la memoria del cuerpo se disuelve. La Magia Eterna no inventa lo que ya no existe, solo restituye lo que conserva huella, lo que aún se mantiene en algún nivel de la creación.
- ¿No podría decidir hacerlo?
- Sí, pero se limita de forma consciente.
- ¿Por qué razón?
- No se sabe. Sin embargo, muchos afirman que: su esencia no es voluntad de poder, sino voluntad de equilibrio. Se abstiene no porque no pueda, sino porque sabe que el regreso sin destino es otra forma adicional de corrupción. El equilibrio exige pérdida; la memoria del mundo que la Magia Eterna creó necesita olvido.
En lo social, la Magia Eterna ha modelado civilizaciones enteras. Mazdia, heredera directa del linaje de los gigantes, edificó su cultura sobre tres fundamentos: coherencia, disciplina y servicio. El dominio de la Magia Eterna no se enseña como técnica, sino como camino de vida. El mazdio que nace con el don de usarla (generalmente solo miembros de la familia real), aprende primero a purificarse a sí mismo, a contener la ira, a equilibrar sus emociones. Solo entonces se le permite canalizar la energía que cura, pues toda disonancia interior repercute en la pureza del flujo.
Su uso está regulado por leyes estrictas. Las armas eternas, por ejemplo (si es que alguna vez se fabricaron), sus planos afirman el uso de aleaciones cristalinas que condensan la energía en formas estables para no causar daños de área mucho más allá de los estrictamente estipulados o requeridos. De ahí que los mazdios consideren la Magia Eterna una ética antes que una herramienta, una expresión de confianza en que la creación, si se la escucha, sabe curarse a sí misma.
Frente a la magia oscura, que corrompe y multiplica la entropía, la Magia Eterna representa el acto inverso: la restauración. Una busca dominar el mundo; la otra, devolverle su voz original, si se puede decir así.
Ontología.
Modo de acción.
Funciona por resonancia: cuanto más coherente el portador, más exacto el resultado. No impone, sino que recuerda y restituye. Cura, estabiliza y purifica sin violentar los procesos naturales.Acceso y herencia.
De transmisión genética; el linaje mazdio conserva la capacidad original de canalización. Intentos de replicarla artificialmente simplemente no lo logran.Planos de acción.
Biológico: regeneración, reversión de fallos orgánicos.
Ambiental: purificación de suelos, aguas y aire; generación de flora eterna.
Psicoafectivo: restauración del equilibrio emocional y mental de un individuo.
Faceta creativa y tecnológica.
Capaz de catalizar crecimiento vegetal y condensarse en aleaciones. Usos regulados por riesgo de desbordamiento energético.Límites.
No resucita materia cuya forma original se ha perdido. No retrocede el tiempo. La restauración depende de la memoria energética existente.Flora y lugares eternos.
Ecosistemas impregnados de energía eterna que actúan como filtros naturales (pulmones) y puntos de anclaje; su destrucción puede alterar el equilibrio regional. No obstante, la restauración por medio de la implementación artificial no supone gran problema.Cultura y ética mazdia.
Fundamento moral de la civilización mazdia: el poder al servicio del equilibrio. El aprendizaje de la “Eterna” es un camino espiritual, no solo técnico.Interacción con la magia oscura.
Odio mutuo.Protocolos de seguridad.
Toda práctica requiere anclaje ambiental, intención clara y límite de carga.
Por todo esto, estudiar la Magia Eterna no es solo estudiar una energía: es estudiar la historia del planeta, la forma misma de la vida y la memoria del orden. La Magia Eterna no impone salvación: ofrece un espejo de lo que el mundo ya fue y podría volver a ser. En su presencia, todo vibra con la nostalgia de su estado puro.
Y quizá, en el fondo, ese sea su verdadero propósito: recordarle a Inaros cómo sanar.
Historia
El Origen del Plano Conocido - 5000 a 4590 millones de años atrás
En los albores de la existencia, un sol joven ardía solitario, rodeado de un anillo de polvo estelar. A partir de esa sustancia cósmica comenzaron a formarse los planetas del sistema, fragmento a fragmento, en un lento proceso que duró millones de años. Entre ellos, uno nacería con un destino distinto: Inaros.
Por entonces, Inaros no era un mundo habitable, sino un infierno incandescente. Su superficie alcanzaba los 1300 °C y su atmósfera era un torbellino de dióxido de carbono, nitrógeno y vapor ardiente. El planeta era un océano de magma en constante movimiento.
Fue entonces cuando apareció el cometa Eterius, un cuerpo celeste viajando a más de 100.000 km/h. No se limitó a impactar contra el joven planeta: fue absorbido por él, hundiéndose hasta su núcleo. Ese encuentro marcaría el punto cero de toda forma de energía y vida que algún día surgiría en Inaros.
Era Azoica - 4590 a 1520 millones de años atrás
Durante eones, el cometa Eterius permaneció atrapado en las profundidades del planeta, hasta que, millones de años después, resurgió desde el núcleo. No emergió como roca ni gas, sino como una sustancia densa, luminosa, y consciente en apariencia, que envolvió a Inaros entero.
Esa sustancia radioactiva sería conocida más tarde como la “Energía Eterna”, una fuerza que no era física, más bien, espiritual, capaz de impregnar la materia con conciencia latente.
La fusión entre el núcleo del planeta y los restos del cometa alteró para siempre la estructura interna de Inaros. Los cataclismos resultantes reconfiguraron la corteza y dieron forma al gran continente que lleva su nombre.
La Energía Eterna quedó anclada al planeta, filtrándose en la roca, en el aire y en los océanos, aguardando el momento de despertar en formas vivas.
El Despertar - 500 a 80 millones de años atrás
La evolución culminó con el surgimiento de una especie monumental: la raza de los gigantes. Provenientes de antiguos tetrápodos, alcanzaban hasta veinte metros de altura y poseían inteligencia y fuerza sin precedentes.
La energía eterna se había asentado en su sangre como una fuerza hereditaria, un fuego interno que podía manipular los elementos, acelerar la curación de las heridas y amplificar su vigor y percepción. La magia eterna, ya completamente integrada a la vida consciente, halló en ellos su primera forma civilizada.
La Ruptura - 80 a 60 millones de años atrás
Hace unos 60 millones de años, un asteroide de cuatro kilómetros de diámetro colisionó con Inaros. El impacto desató una devastación global: maremotos de fuego, nubes tóxicas, y una prolongada oscuridad que extinguió casi toda forma de vida, incluyendo a los padres de la magia eterna, los gigantes. Este asteroide traería algo más siniestro en su interior: “la materia oscura”.
Los gigantes desaparecieron, pero la magia eterna sobrevivió, diluida, debilitada, en los linajes que descendieron de ellos. Esa fuerza inagotable, aunque menos pura, seguiría latente en las especies que heredaron su esencia.
La Caída - 60 millones de años atrás hasta el Presente
Tras la caída de los gigantes, surgieron nuevas razas. Los mazdios fueron los primeros en comprender y moldear la energía eterna con precisión casi original. En ellos la magia fluía como extensión natural del pensamiento, permitiéndoles restablecer parte del vínculo perdido entre cuerpo y lo que se encuentra más allá del cosmos.
A pesar de que, a día de hoy, todas las especies conviven con la extraordinaria fuerza que proviene de la magia eterna, los Mazdios son conscientes de que esta supera cualquier entendimiento racional y no puede ser explicada con el mismo lenguaje que se usa para explicar el universo conocido o las ciencias que lo componen.
A través de incontables generaciones, la energía eterna se desgastó. Su pureza se fragmentó, su resonancia se dispersó. Aun así, hay esperanza en quienes todavía la contienen y controlan a día de hoy, una corriente silenciosa que atraviesa la materia, la memoria, los sueños de Inaros.
Características
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Toda manifestación de la Magia Eterna se acompaña de un resplandor perceptible, suave pero imposible de ignorar. Este brillo se origina en el flujo energético que emana del cuerpo de un usuario, especialmente a través de los ojos y las palmas de las manos.
Pero también habita en la presencia de flora eterna, donde este resplandor se refleja en el entorno, tiñendo la vegetación con tonos blancos y dorados que simbolizan la pureza de la vitalidad que emana la magia eterna.
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La esencia de la Magia Eterna es benévola por definición. No distingue entre razas ni especies: sana, purifica y equilibra.
Esta, también es considerada una energía consciente, en el sentido de que, es capaz de percibir el dolor físico y emocional de un paciente, y de responder ante él con serenidad.
Por defecto, su presencia se asocia a la calma, la regeneración y la fertilidad del entorno; cualidades que son propias de una energía que se enfoca en la restauración del estado natural de la vida y no la corrupción y manipulación de la misma, como lo hace la magia oscura.
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A pesar de su naturaleza curativa, la Magia Eterna es una fuerza altamente inestable. La energía que puede crear vida también puede desatar una devastación inimaginable si se libera sin control. No como si esta estuviese pensada para ser usada bajo ese propósito, ya que sus cualidades primordiales van totalmente en contra del deterioro del entorno que provoca el uso inadecuado del poder.
Aún así, esta cualidad dual quedó demostrada con la supuesta creación de unas “Armas Eternas”, mencionadas en unos testimonios de soldados de La División. Estos artefactos de destrucción masiva eran capaces de pulverizar fortalezas enteras si su potecia máxima era activada. Eso quiere decir que: su intención, de hecho, sí estaba enfocada en la destrucción; algo que, en un inicio, era impensable considerando la naturaleza bondadosa de la magia.
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Seguramente, la cualidad más icónica de la magia eterna tiene que ser la forma en la que solo unos pocos linajes pueden canalizarla. Lo que quiere decir que: su herencia es genética y no replicable por medios artificiales.
Los Mazdios son los principales portadores modernos de este don, y lo consideran una herencia sagrada de los gigantes. Cualquier intento de infundir esta magia en individuos sin la genética adecuada no ha resultado a pesar de la gran inversión y experimentos que se han llevado a cabo (a veces incluso financiadas por el gobierno de Mazdia, con el propósito de garantizar el avance de la medicina, trágicamente esto no ha sido logrado hasta el día de hoy).
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A diferencia de otras formas de energía, la Magia Eterna está ligada directamente a la red biológica del planeta. Es decir, todo ser vivo, desde el más diminuto brote hasta el mayor depredador, puede ser receptor pasivo de su influencia. De este modo, la Magia Eterna no solo actúa sobre el individuo, sino sobre el ecosistema completo, armonizando sus ciclos.
Habilidades
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Permite restaurar tejidos de forma acelerada. Así mismo, la sanación de órganos dañados e incluso revertir enfermedades incurables es posible, aunque debido a su complejidad, suele llevar mucho más tiempo y su proceso curativo se asemeja a la terapia por la que un individuo debe pasar para recuperarse por completo.
La Magia Eterna actúa reorganizando las células de acuerdo con el patrón vital original del ser. En casos extremos, puede llegar a reanimar funciones vitales, aunque nunca devolver un alma perdida.
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Esta habilidad, derivada de la curación completa del cuerpo de un individuo, se enfoca en la reconstrucción de tejidos exteriores (generalmente los que se hallan más expuestos) a gran velocidad.
La concentración de la energía vital en un punto específico en vez de todo el cuerpo de un individuo, permite al usuario reconstruir tejidos de forma rápida y eficiente. Es una habilidad pasiva de todo portador, aunque su velocidad depende del control individual. A diferencia de la Magia Oscura, que “parcha” estructuras dañadas con rapidez, la Magia Eterna no corrompe los tejidos al tratar de reconstruirlos. En otras palabras, la Magia Eterna está diseñada para curar y purificar de forma definitiva una parte del cuerpo que ha sido afectada, acelerando los procesos corrientes de un individuo, incluso si significa que debe tardar un poco más tiempo para no afectar el orden y funcionamiento natural del cuerpo.
Mientras tanto, la Magia Oscura se encarga de atender una zona afectada de manera veloz con el fin de garantizar una pronta recuperación para otra fase del combate; lo cual se logra sin darle importancia a los efectos secundarios a largo plazo que pueden afectar al cuerpo.
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Los Bismodios, seres nacidos bajo el flujo directo de la Magia Eterna, poseen la capacidad de alterar su forma física. Este poder es una expresión avanzada de la plasticidad vital de la energía eterna: el cuerpo se convierte en un reflejo de la voluntad pura.
La transformación no implica ilusión, sino mutación biológica auténtica y reversible a su estado original.
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Al canalizar su poder en la tierra, los usuarios pueden generar lo que se conoce como flora eterna: vegetación brillante, autosostenible, duradera y purificadora. Estas plantas absorben toxinas, limpian el aire y estabilizan el entorno energético, devolviendo la vitalidad a ecosistemas destruidos.
Algunos bosques de Mazdia aún florecen gracias a este poder, funcionando como pulmones del continente incluso bajo condiciones desfavorables para la vida y la expansión de la flora, como lo es el propio bioma volcanico-desertico de la nación.
De igual manera, muchos de estos bosques que ayudan a la rehabilitación del ambiente, han sido posicionados artificialmente a lo largo y ancho del continente con el fin de curar la tierra en lugares donde la guerra dejó una cicatriz.
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A través de procesos alquímicos y tecnológicos, los Mazdios aprendieron a encapsular la Magia Eterna en metales especiales. Esta energía condensada se utiliza para fabricar artefactos eternos. Además, existen testimonios de que el proceso ha sido utilizado en “armas santificadas”, capaces de aniquilar cualquier rastro de corrupción mágica.
Sin embargo, el proceso es tan peligroso que requiere años de control energético sucesivo y materiales casi imposibles de obtener según los planos de fabricación de las armas.
Efectos
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La Magia Eterna induce un estado de serenidad en toda criatura viva expuesta a ella. Los pacientes tratados con esta energía reportan la sensación de estar suspendidos en calma, libres del dolor físico y emocional.
Los animales responden con docilidad, y los entornos donde se usa suelen quedar en un silencio apacible, casi sagrado.
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Su energía puede revertir la corrupción causada por la Magia Oscura.
Los proyectos de purificación ambiental en Kromia y Neuroraxus utilizan esta propiedad para desintoxicar el suelo, purificar el aire y eliminar residuos arcanos.
La restauración completa puede tardar décadas. Sin embargo, si la recuperación de una zona en específico no hubiese sido evidenciada a través de los años, todos los proyectos que utilizan este método ya habrían terminado.
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La Magia Eterna armoniza el flujo emocional del individuo.
Actúa directamente sobre los centros energéticos del cuerpo, reduciendo ansiedad, ira y desesperanza.A diferencia de una anestesia, no suprime emociones, sino que las equilibra y sana desde su raíz, reprimiendo los desequilibrios emocionales y los picos de incremento de hormonas o presión.
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Puede neutralizar residuos y energía oscura en áreas pequeñas o medianas. Este proceso requiere coordinación entre varios usuarios y una fuente de energía constante.
Las operaciones de descontaminación son supervisadas por la OCU y se consideran tareas sagradas dentro de Mazdia. Lastimosamente, muy pocas se llevan a cabo durante el año debido a la limitada mano de obra (usuarios que pueden controlar la Magia Eterna).
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En casos muy específicos, cuando la energía eterna alcanza su punto de resonancia máxima, puede revertir parcialmente el deterioro físico o material de un objeto o estructura.
Se dice que algunos templos mazdios milenarios se mantienen intactos gracias a esta propiedad, que impide que el tiempo los destruya.
La Espada de Magia Eterna fue el arma más ambiciosa del proyecto mazdio, concebida como la culminación de todos los avances en condensación energética. A diferencia de la lanza y la flecha, esta espada nunca llegó a usarse oficialmente en combate: la compañía que la custodiaba fue emboscada en las montañas de Wakanary antes de poder entregarla a su destino. Para evitar que cayera en manos enemigas, los soldados mazdios la escondieron en lo alto de las cumbres, en un campo donde miles de armas quedaron abandonadas tras la batalla.
Espada Eterna
Lanza Eterna
La Lanza de Magia Eterna fue la primera de las tres armas eternas creadas por los Mazdios durante La División, forjada bajo la supervisión directa del rey Douglas Kirtley. Se trató del primer experimento exitoso de condensación estable de energía eterna dentro de un objeto metálico, un logro que combinó alquimia, ingeniería mazdia y la fe absoluta en el Destello Eterno.
Fuentes de testimonios de soldados afirman que: Douglas utilizó la lanza solo una vez, en un enfrentamiento desesperado en el bosque de Alessio, donde fue arrojada, pulverizando por completo la estructura de un campamento enemigo que cerraba el paso de su compañía. Cuando la descargó, el estallido de energía pura incineró todo a su paso: árboles, roca, metal y carne se hicieron añicos. Ningún enemigo sobrevivió para contar lo ocurrido, y la propia lanza salió disparada hacia el oeste luego de pasar destruyendo todo a su paso, cayendo en un campo vacío que, años más tarde, sería el fundamento de la ciudad de Allawah.
Flecha Eterna
La Flecha de Magia Eterna es la única de las tres armas que ha cambiado de manos múltiples veces y cuyo poder ha sido probado en combate más de una vez. Esto es una fortuna, ya que, la existencia de distintas fuentes, desconocidas la una para la otra, han logrado confirmar una sola versión de la historia: la flecha eterna sí existe.
Originalmente heredada por Lanz Kirtley, descendiente de Douglas, la flecha fue entregada a la Legión Leviatán durante los últimos meses de la Triguerra, con la esperanza de que pudiera inclinar la balanza. En la batalla final, el soldado Regeeon “Uno” Pax la utilizó para asesinar al general de los elfos oscuros, Fragger Paitsaks, en el centro urbano ocupado de “Faz”.
El impacto fue tan violento que el cuerpo del general implosionó, liberando una onda expansiva que arrasó medio distrito. Regeeon fue lanzado al río Faz junto con la flecha.
El soldado se convirtió en una baja más de la guerra, olvidado entre los mares de soldados anónimos que pelearon en la guerra, mientras que, a flecha se perdió. Lo único que queda ahora, es el testimonio escrito del soldado en su diario, el cual entregó a uno de sus camaradas antes de morir. Sin embargo, muchos lo consideran un documento no oficial de la guerra y dudan de su credibilidad.
Calizadores
Los calizadores son talismanes de diseño simple, compuestos por un cristal con propiedades de reconocimiento de la Magia Eterna en su núcleo y un anillo metálico a su alrededor que protege la estructura frágil del interior.
Su función principal es detectar fuentes de Magia Eterna. Sin embargo, para que reaccionen, deben encontrarse ridículamente cerca de la fuente: su rango de detección es extremadamente corto. Esto sugiere que no son creados para rastrear o buscar artefactos, flora y fauna de energía eterna a distancia, sino únicamente para reconocer su presencia inmediata.
Los calizadores se fabrican principalmente en Mazdia, donde son imbuidos con Magia Eterna durante largos periodos para lograr su calibración adecuada. Una vez activados, brillan con una luz intensa al percibir una fuente auténtica, funcionando como una señal de alerta o confirmación de proximidad. Llegando a producir desde un tipo de titilación, hasta una luz constante e intensa cuando se logra acercar lo máximo posible a la fuente de energía.
Aun así, aunque los materiales necesarios para su construcción pueden encontrarse en diversas regiones del continente, solo aparecen en lugares remotos y peligrosos, lo que hace su obtención extremadamente difícil. Por esta razón, la producción de calizadores es limitada: apenas unas pocas unidades se fabrican cada año.