Salystritos


¨Shadowcrawlers¨

Hijos del barro, la niebla y la noche, los Salystrita han aprendido a moverse como parte del mundo que los oculta. Su existencia es la danza entre lo visible y lo invisible.

Descripción de Casta

Los Salystrita representan la astucia y la letalidad sutil dentro del ecosistema de la gran familia Dreadtor. Esta casta vive entre las sombras, penetrando el corazón del conflicto con una mezcla letal de veneno, sigilo y precisión quirúrgica. Son los fantasmas de la jungla de Lacerbora, casi imposibles de rastrear e infinitamente peligrosos cuando se sienten acorralados. Sus tácticas escurridizas superan las de cualquiera y han hecho volar la imaginación de los ejércitos de las demás naciones, como Kromia, que inició su programa de “destacamentos” gracias a la inspiración obtenida de esta casta.

Su complexión física es esbelta, adaptada al sigilo. La media de altura ronda los 1.75 metros, pero su cuerpo está optimizado para el movimiento fluido: articulaciones flexibles, piel húmeda y elástica, y fibras musculares delgadas pero resistentes para una rápida reacción. Su fisonomía evoca la de la familia “Salamandridae”: ojos redondos y húmedos, hocicos cortos, y una expresión constantemente alerta. A pesar de no tener la fuerza de un Sauro o la defensa de un Delicatissima, compensan sus carencias físicas con su capacidad tóxica y un sistema nervioso extremadamente sensible.

La mayoría de linajes salystrita presentan una glándula productora de toxinas letales, localizadas en la boca, garras o espinas dorsales. Este veneno puede paralizar por completo a una criatura de hasta 300 kilogramos en cuestión de segundos. Por ello, sus enemigos rara vez sobreviven al primer contacto. Esta toxicidad, unida a su dominio del camuflaje dérmico y a sus sentidos ultra desarrollados, los convierten en asesinos natos y en exploradores de élite.

Pero no son solo depredadores: poseen una estructura tribal refinada, marcada por el conocimiento del terreno en el que se hallan, la medicina herbolaria que producen en masa y una cultura de comunión con la oscuridad de los pantanos. Para un Salystrita, moverse sin ser visto no es solo una táctica, es un arte. Es por esto que, durante La División, fueron los primeros en desarrollar técnicas de sabotaje basadas en la desestabilización sensorial del enemigo, sembrando terror antes del primer empuje de línea.

Pese a ser escasos, su impacto es decisivo. Desde los árboles o bajo el lodo, los Salystrita observan, esperan y actúan cuando el caos los favorece. No suelen ser presentados como salvadores y rara vez dejan sobrevivientes. La élite de la infiltración en Lacerbora lleva su sangre.

Habilidades de Casta

  • El Camuflaje es una habilidad biocromática que, combinada con la Magia Instruida del cuerpo, ha logrado desarrollarse exclusivamente en los Salystrita, producto de una red compleja de células pigmentarias, conocidas como “cromatóforos”, estas se encuentran distribuidas de forma irregular sobre su epidermis semihúmeda, que es la parte de externa de la piel. Estas células responden a impulsos neuronales controlados, a estados de ánimo y a cambios de temperatura en el ambiente, permitiéndoles alterar parcial o completamente el color y el patrón superficial de su piel.

    El camuflaje puede ser total o segmentado, dependiendo del nivel de concentración del individuo. Un Salystrita entrenado puede camuflar partes específicas de su cuerpo, como extremidades, rostro o cola, mientras deja otras expuestas, lo que les permite realizar movimientos veloces sin delatar su ubicación completa. Este recurso es particularmente efectivo en entornos selváticos, pantanosos o en zonas de sombra densa, donde su piel puede imitar texturas como cortezas, hojas, barro, rocas y terreno, o incluso bioluminiscencia en algunos casos.

    La técnica se usa no solo para infiltración y espionaje, sino también para defensa pasiva. En estados de alerta máxima, los Salystrita pueden camuflarse completamente en pocos segundos y mantenerse inmóviles durante horas, regulando su temperatura corporal para evitar ser detectados por enemigos que sean sensibles al calor.

    Dominar el camuflaje total requiere años de entrenamiento en entornos selváticos de alta variabilidad lumínica. Controlar la habilidad logra ser difícil en muchos casos; los estados de ánimo de un individuo pueden afectar tanto el resultado como la voluntad propia. Algunos clanes consideran esta capacidad como una forma de espiritualidad: fundirse con la tierra como forma de respeto a ella.

  • La habilidad conocida como Toxina Interna solo se manifiesta en ciertos linajes salystrita, transmitida de forma hereditaria a través de una “glándula dorsal”, que recorre parte del sistema digestivo y linfático. Esta glándula es capaz de generar una sustancia neurotóxica que puede ser excretada por vía bucal, a través de la saliva, o bien secretada en pequeñas dosis a través de poros de la piel cuando se sienten amenazados.

    Los efectos del veneno varían según el individuo y su linaje genético. En su forma más letal, puede inducir parálisis muscular en segundos o muerte cerebral en menos de cinco minutos si no se aplica el antídoto correcto. En dosis más ligeras, se utiliza como agente tranquilizante, inhibidor de movimiento o supresor, lo que lo convierte en un recurso de alto valor táctico. En cualquier circunstancia, provocarle un susto a un Salystrito nunca ha sido bueno, ya que pueden llegar a segregar esta sustancia inconscientemente.

    Durante los entrenamientos de especialización, los Salystrita aprenden a controlar la producción de su veneno, usándolo solo en circunstancias específicas. Las unidades especiales del cuerpo armado lo utilizan para crear trampas naturales o incluso como tinta para marcar rutas mortales con signos invisibles al ojo común.

    Por esta razón, la habilidad es temida por muchos enemigos y es tratada con sumo respeto por las otras castas, incluso dentro del marco legal de la Alianza.

  • La estructura biológica del Salystrita presenta una sinergia sensorial extraordinaria. A diferencia de otras castas, sus terminaciones nerviosas están duplicadas en regiones clave como la lengua, las manos y la parte baja del cráneo, lo que les otorga una percepción aumentada del entorno en el que se encuentran en tiempo real.

    Esta habilidad es conocida como Sensibilidad Sensorial, y permite a los Salystrita detectar vibraciones a través del suelo, cambios en el pH del agua, feromonas de otros seres vivos en el aire y microfluctuaciones de temperatura que delatan la presencia de enemigos invisibles. Esta percepción aguda se complementa con un sistema auditivo especializado que puede captar frecuencias de ultrasonido, haciendo que los Salystrita sean capaces de percibir señales incluso dentro del silencio.

    En situaciones de combate, suele ser excelentes a la hora de predecir el movimiento de sus oponentes antes de que ocurra, reaccionando con una eficiencia casi instintiva. Este tipo de reacción anticipada ha sido fundamental en sus misiones de infiltración, sabotaje o escolta de activos valiosos.

    El entrenamiento sensorial es uno de los pilares del desarrollo salystrita. Desde temprana edad, se les expone a entornos extremos de privación sensorial y sobrecarga, con el objetivo de enseñarles a dominar el caos. Por ello, suelen ser los primeros en detectar amenazas antes de que se materialicen.

Población de Casta

  • Por naturaleza, los Salystrita han sido escasos en número, con 228,150 dreadtor contados durante la primera etapa de La División. Su hábitat restringido y su función especializada en el cuerpo militar los mantiene como una casta de élite reducida. Durante la gran guerra, aunque sus pérdidas no fueron tan pronunciadas como las de los Sauros o Delicatissima, tampoco pudieron expandirse.

  • La población bajó ligeramente a una registrada de: 211,703, debido a condiciones de salud post-guerra y a su bajo índice reproductivo. Al igual que los Sauros, algunos se ofrecieron como juramentados, sufriendo bajas discretas pero constantes.

  • Gracias a la estabilidad del presente, los Salystrita han podido expandirse más que en ningún otro momento de su historia, hasta alcanzar los 347,420 dreadtor; ¡lo cual es un logro! Sin embargo, su biología particular y su control territorial limitado mantienen su número como el menor entre las castas dreadtor.

Aportaciones a la alianza

Los Salystrita son conocidos como la casta silenciosa de la inmensa jungla, aguardando en las sombras húmedas y los senderos que solo existen para quienes no le tienen miedo a adentrarse en lo desconocido. Desde tiempos ancestrales han ocupado un lugar ambiguo dentro de la jerarquía dreadtor: no poseen la imponente fortaleza de los Sauros, ni la coraza pétrea de los Delicatissima, tampoco ostentan el prestigio intelectual de los Reptor, pero han cultivado una virtud que ninguna otra casta ha logrado igualar: la unión perfecta entre sigilo, astucia y un veneno capaz de derribar criaturas que triplican su tamaño.

Su fisiología, rasgos relacionados con las salamandras del linaje “Salamandridae”, piel húmeda, cuerpos flexibles y una estatura que ronda unos 1.75 metros no solo los ha convertido en maestros del escondite y la infiltración, sino también en una de las castas más resilientes dentro del ecosistema de Lacerbora. Para muchos, los Salystrita son el recordatorio viviente de que la supervivencia no siempre depende del músculo o del mandato, sino de la adaptación.

El camino incierto hacia la unificación

A diferencia de los Sauros y los Reptor, que fueron los primeros en comprender la necesidad de una alianza, los Salystrita fueron la casta más reticente a aceptar el pacto tribal durante los inicios de La División. Sus relaciones históricas con los Sauros estaban marcadas por tensiones prolongadas y conflictos fronterizos que, aunque nunca desembocaron en guerras abiertas, sí dejaron cicatrices culturales profundas.

Por ello, cuando los Reptor anunciaron la necesidad urgente de una coalición interna para resistir el avance de Mazdia y Azura, los Salystrita respondieron con desconfianza. Desde su perspectiva, las guerras externas eran conflictos distantes que nunca alcanzarían el corazón de su territorio, una región inhóspita, selvática y húmeda que jamás había sido conquistada ni por extranjeros ni por otras castas dreadtor.

La entrada de los Salystrita al pacto fue un evento sin precedentes en la historia tribal: la única casta que se unió no por iniciativa propia, sino por ruegos explícitos de las demás castas.

Los Sauros necesitaban urgentemente reemplazos en el frente norte, donde estaban siendo diezmados rápidamente por los ejércitos invasores más experimentados, mejor equipados y más grandes de sus enemigos próximos. Sin embargo, fueron los Reptor quienes lograron convencer a los Salystrita, apelando no al deber militar, sino a una verdad irrefutable:

"Si el norte cae, caeremos con él, y esto no es un discurso honorable, es una descripción de un hecho. Ningún rincón, ni siquiera el suyo, estará a salvo."

El acuerdo se firmó en la frontera sur del territorio Salystrita, en un ritual discreto pero trascendental que marcó la entrada de la casta al pacto tribal. Su incorporación fue tardía, pero su impacto sería profundo.

Una participación distinta en La División

A diferencia del territorio Sauro y Delicatissima, la región Salystrita fue la única del mapa dreadtor que jamás fue invadida durante La División. La combinación de pantanos densos, niebla tóxica, fauna territorial y senderos imposibles de mapear protegieron sus aldeas del avance enemigo. Para Mazdia y Azura, aquello no valía el costo logístico.

Sin embargo, la aparente seguridad no volvió a los Salystrita indiferentes. Cuando finalmente se unieron al pacto, aportaron algo más valioso que números:

asistieron con sus mejores cazadores fronterizos, especialistas entrenados desde la infancia para defender límites, rastrear presencias difíciles de encontrar y dominar las condiciones más adversas de la jungla.

A partir de ese momento, las demás castas, pero especialmente los Salystrita, que interactuaban regularmente con las fuerzas especiales de los soldados kroma, convirtieron sus habilidades naturales en una fuerza militar formal. Con la guía de los destacamentos kroma, nacieron los primeros:

  • escuadrones de infiltración

  • unidades de reconocimiento

  • agentes de sabotaje y contrainteligencia

  • exploradores avanzados nocturnos

  • especialistas en operaciones encubiertas

Con el tiempo, las unidades Salystrita se convirtieron en las más temidas del ejército aliado. No eran guerreros de choque, pero sí los responsables de reducir la presión en el frente norte, desmantelar emboscadas enemigas y abrir rutas seguras para los ejércitos de Sauros y Delicatissima, causando una guerra de desgaste sin precedentes.

Para muchos historiadores, su entrada tardía al pacto no resta importancia a su aportación; por el contrario, se considera como el momento preciso en que decidieron unirse, ya que salvó a la Alianza de un colapso inminente.

Los custodios de la cultura y la celebración

Uno de los legados más fuertes que los Salystrita aportaron a la Alianza no vino de la guerra, sino de la vida después de ella. Donde los Sauros enseñaron disciplina y los Reptor enseñaron organización, los Salystrita enseñaron celebración, cohesión y memoria.

Durante las primeras décadas de reconstrucción, fueron los Salystrita quienes se encargaron de preservar festivales antiguos, unir las artes de todas las castas y organizar las primeras celebraciones de una nueva fraternidad Dreadtor.

Sin ellos, las tensiones entre castas, marcadas por siglos de desconfianza, habrían tardado mucho más en sanar.

Su rol cultural se solidificó con: la creación de festivales de cosecha unificados, ceremonias de agradecimiento a la naturaleza, eventos intertribales en los que mezclaron canto, danza, teatro y narrativa oral. Escuelas de arte comunitarias que enseñaban a todos sin distinción de casta. Rituales de paz que conmemoraban la unión de la Alianza. Para la sociedad dreadtor contemporánea, los Salystrita son vistos como los "hilos" culturales que amarran la identidad común.

Sociedades conjuntas y roles civiles: dentro de las comunidades mixtas de Lacerbora, ninguna casta es tan versátil como los Salystrita. Sus profesiones abarcan desde labores agrícolas hasta artes y educación, convirtiéndolos en uno de los pilares civiles más destacados del presente.

  • Agricultores y Granjeros

Son los principales cultivadores de: especies medicinales utilizadas en masa para laboratorios, especialmente los usados por Azura (antiguo enemigo, nuevo aliado). Plantaciones que sostienen la dieta dreadtor y hacen de suplemento cuando ha habido escasez de carne. Fauna domesticable, también para el alimento. Animales exóticos para comercio controlado (como los grifos salvajes entrenados para Mazdia y Kromia). Su capacidad para trabajar en climas difíciles y para manejar fauna que otras castas evitarían los vuelve indispensables en la economía moderna.

  • Dueños de las Artes

Custodios de la creatividad dreadtor, mantienen: academias de música y danza, teatros comunales, festivales nacionales e internacionales, archivos históricos de arte oral y visual. Su objetivo es unir a todas las castas bajo símbolos compartidos.

  • Maestros

En las sociedades conjuntas, los Salystrita son famosos por su carisma, paciencia y capacidad de adaptación. Muchos se desempeñan como: profesores, cuidadores, instructores juveniles, tutores diplomáticos.

  • Especialistas militares

Aunque son menos numerosos hoy en día en comparación con sus miembros activos durante la época de La División, sus unidades son las más específicas y técnicas: reconocimiento a larga distancia, defensa del perímetro de Lacerbora, escuadrones anti piratería, combate contra crimen organizado, rastreo y vigilancia silenciosa.

Históricamente, han sido los que más han contribuido a mantener bajo control el crimen organizado en las rutas selváticas con ayuda de los Delicatissima.

Aportaciones al ejército

Historia Durante La División

La región Salystrita nunca fue invadida. No por acuerdos diplomáticos, ni por temor reverencial, sino por algo mucho más simple y cruel: nadie quería pagar el precio de entrar allí.

El Velo Venenoso, con sus pantanos profundos, nieblas tóxicas, fauna territorial y caminos que desaparecen bajo los pies de quien se atreve a adentrarse en ella sin guía, era una sentencia de muerte para cualquiera; ejércitos extranjeros completos pudieron haberse perdido en horas sin siquiera poder llegar a pisar suelo Salystrita. Mazdia y Azura estudiaron la región, hicieron cálculos, enviaron exploradores. La conclusión fue la misma: el costo en vidas sería inmenso y la recompensa estratégica, mínima frente a otros objetivos más accesibles. Así que, mientras el norte ardía y el sur se llenaba de trincheras, el territorio Salystrita permanecía intacto.

Para muchos Salystrita, esto confirmó lo que siempre habían creído: que su aislamiento era su mejor escudo. Vieron la guerra como un fenómeno lejano, una tormenta que rugía en el horizonte pero que no atravesaba sus barreras de bruma y veneno. Su cultura, ya de por sí desconfiada, reforzó la idea de que involucrarse significaba exponerse innecesariamente.

Por eso fueron los últimos en unirse al pacto. Y por eso, cuando los Reptor llegaron hasta sus límites con mapas, cifras y relatos de genocidios, encontraron no indiferencia, sino una cautelosa incredulidad.

La frase que lo cambió todo no fue un llamado al heroísmo, sino a la lógica más cruda:

“Si el norte cae, caeremos con él. Ningún rincón, ni siquiera el suyo, estará a salvo”.

No se apeló a su honor, ni a una deuda moral con otras castas. Se les mostró que, si el intento de formar un pacto era destruido, la geografía dejaría de importar. Que las potencias que arrasaron el norte, eventualmente, tendrían tiempo, recursos y motivación para encontrar la manera de atravesar incluso el Velo Venenoso.

Convencidos no por idealismo, sino por estrategia, los Salystrita aceptaron entrar en la guerra. Lo hicieron a su manera: no como soldados de choque, sino como sombras.

Los Salystrita, al ser la última casta en unirse al esfuerzo unificado, tuvieron el menor número de bajas. Esto no es sinónimo de cobardía, sino de estrategia. Su región jamás fue invadida, y sus primeros años de la guerra transcurrieron en relativa neutralidad, observando desde las sombras cómo sus antiguos enemigos eran devorados por la tormenta. Pero cuando finalmente decidieron actuar, lo hicieron con precisión quirúrgica: escuadrones de élite, infiltradores, saboteadores y especialistas en guerra de guerrillas entrenados por naciones extranjeras fueron desplegados para desestabilizar al enemigo desde adentro.

Entrenados por escuadrones especiales kromas, se integraron en escuadrones de infiltración, unidades de reconocimiento profundo, equipos de sabotaje y contrainteligencia. Su veneno paralizó oficiales enemigos en mitad de la noche. Sus trampas desmantelaron campamentos antes de que pudieran despertar. Sus pasos silenciosos abrieron rutas seguras para las tropas Sauros y Delicatissima, reduciendo la presión sobre los frentes más castigados.

La guerra cambió de ritmo con su entrada. Ya no era solo una guerra de choques brutales, se había convertido en una guerra de desgaste crítico, con miles de perdidas diarias en todos los sectores, miedo y desorientación. Para muchos comandantes enemigos, la simple sospecha de que había Salystrita cerca era suficiente para ralentizar el avance, atrincherarse o forzar retiradas estratégicas.

Por otro lado, las bajas Salystrita, aunque menores, fueron tremendamente dolorosas, pues cada combatiente caído era un activo irremplazable, entrenado durante años para operar solo en condiciones extremas. Muchas de sus muertes ni siquiera fueron confirmadas, perdidos en territorio enemigo o desaparecidos en misiones clasificadas. Por esa razón, la frase que acompaña sus placas conmemorativas no habla de muerte, sino de disolución: “Se fundieron con la selva. Y desde ella aún nos cuidan”.

Cuando la guerra terminó, su territorio seguía intacto, pero su papel había sido decisivo. Y entonces, demostraron otra cosa que nadie esperaba: que sabían no solo cómo matar, sino cómo reconstruir.

Fueron ellos quienes organizaron las primeras celebraciones de paz, quienes reunieron a castas heridas en festivales donde, por primera vez en décadas, el sonido predominante no fue el de las armas, sino el de tambores, cantos y risas. Preservaron historias que estuvieron a punto de perderse, crearon rituales para honrar a los caídos de todas las castas, y diseñaron encuentros donde los hijos de quienes se odiaban compartían danzas y leyendas comunes.

Tal vez, y solo tal vez: “Los que llegaron tarde al campo de batalla se convirtieron en los primeros en llegar al campo de la memoria”. Y en ese terreno, quizás, fue donde ganaron la guerra más importante.

Salystrita - 44,958 bajas (6.82%)


    • Actualidad
      Efectivos aportados: 33,650
      Actualmente, los escuadrones Salystrita forman parte de los cuerpos especiales de intervención rápida, entrenados en guerra táctica, sigilo urbano moderno y tácticas de contención. Son los primeros en ser desplegados en misiones críticas donde el enemigo aún es desconocido o el entorno es hostil. Su letalidad selectiva y movilidad los convierte en unidades de alto valor estratégico de reconocimiento seguro.

    • Triguerra
      Efectivos aportados: 13,421
      Muchos escuadrones Salystrita se mantuvieron en entrenamiento permanente con unidades kromas, especializándose aún más en operaciones quirúrgicas. Aunque su intervención en la Triguerra fue puntual, su entrenamiento sirvió como base para la modernización posterior del cuerpo dreadtor. Actuaron también como vigilantes secretos de los límites del territorio.

    • La División
      Efectivos aportados: 27,586
      A pesar de su bajo número poblacional, los Salystrita aportaron una fuerza de élite letalmente precisa. Especializados en misiones de sabotaje, infiltración y emboscadas nocturnas, sus unidades fueron entrenadas por escuadrones kromas en los primeros ensayos conjuntos de guerra de guerrillas. Su intervención silenciosa y quirúrgica marcó la diferencia en muchos escenarios donde la fuerza bruta no era viable.


Rol Profundizado

    • Reconocimiento Avanzado:
      Mapeo de rutas no descubiertas, vigilancia nocturna, detección temprana de amenazas durante tiempos de paz. Y durante tiempos de guerra, análisis del terreno previo al avance de unidades pesadas.

    • Sabotaje y Operaciones Encubiertas:
      Se encargan de destruir recursos clave, cortar suministros enemigos o generar distracciones estratégicas gracias a su habilidad de camuflarse rápidamente con el entorno.

    • Espionaje y Recolección de Información:
      Gracias a nuevos conocimientos adoptados de unidades kromas, los Salystritos han aprendido a infiltrarse en zonas hostiles para obtener datos vitales para la estrategia general: movimiento de tropas, armas, rutas convenientes o anomalías biológicas.

    • Neutralización Selectiva de Objetivos:
      Utilizan su veneno natural y movilidad superior para incapacitar a enemigos de alto valor o de gran tamaño, convirtiéndose en un punto de inflexión en las batallas al convertirse en los puntos débiles de los ejércitos enemigos.

    • Búsqueda y Rescate en zonas húmedas o subterráneas:
      Su capacidad para desplazarse silenciosamente y de forma escurridiza en cualquier ambiente extremo los convierte en los mejores rastreadores de desaparecidos o heridos en misiones de riesgo. Junto a los Dreadtor, forman parte de unidades de servicio de rescate internacional cuando las catástrofes ocurren.

    • Tropas Regulares o Caporales:
      Lastimosamente, todavía no hay existe la insignia o rango dentro del ejército dreadtor que haga honor a las peligrosas tareas que desempeñan los Salystrita, por lo tanto, estos permanecen como tropas regulares u oficiales de campo; aunque, gracias a sus ventajas naturales, logran superar a cualquier especialista de otra especie.

    • Exploradores Avanzados:
      Antes de convertirse en especialistas en otros campos, estos son entrenados primero: en el trazo de rutas ocultas, seguimiento de huellas térmicas y movilidad silenciosa; factores importantes antes de la capacitación en cualquier otra especialización.

    • Saboteadores de Infraestructura:
      Los Salystrita también son adiestrados para inutilizar defensas enemigas, cortar suministros y derribar estructuras de tecnología. Ataques quirúrgicos a puntos de alto valor antes de una invasión segura.

    • Asesinos Selectivos u Operativos de Alto Valor:
      A través de los años, estos se han convertido en unos maestros en el arte de la eliminación de objetivos críticos antes de una gran ofensiva.

    • Unidades de Intervención Nocturna:
      Maniobras bajo lluvia, pantano o sombra: lo que ellos llaman “el terreno perfecto”.

    • Agentes de Reconocimiento Mágico-Biológico:
      Los mejores para detectar sustancias tóxicas, anomalías mágicas y rastros invisibles gracias a su sensibilidad sensorial. Suelen trabajar mano a mano con los Reptor, quienes también les ayudan a identificar propiedades químicas, biológicas y mágicas del entorno.

Región Salystrita - El Velo Venenoso

Oculta entre nieblas violetas y cristalizaciones naturales, la región de los Salystrita se alza como uno de los enigmas más hipnóticos de Lacerbora. Este territorio no solo es su hogar ancestral, sino un bastión acogedor que parece rechazar a los forasteros con la misma sutileza con la que acoge a los suyos. Flanqueado por montañas invisibles tras cortinas de bruma púrpura, y protegido por bosques que parecen danzar al ritmo de las sombras, es un lugar donde el paisaje se convierte en una clase de camuflaje. Se dice que ningún extranjero logra adentrarse en estas tierras sin la guía de un Salystrita. La advertencia es clara al cruzar sus límites suele ser: “Bienvenidos al Velo Venenoso”.

En el corazón espiritual del territorio se alza el legendario “Árbol Matriz de la Familia”, un coloso botánico que no solo sostiene simbólicamente la identidad Salystrita, sino también el equilibrio ecológico de toda la región. Este árbol, customizado con esculturas vivas, pigmentos bioluminosos y tótems tribales por los líderes de cada clan, representa la unión entre las múltiples tribus de la casta. Sin embargo, esta unidad es aspiracional más que absoluta: aunque carismáticos hacia el exterior, los Salystrita suelen tener relaciones internas fragmentadas, marcadas por rivalidades culturales y disputas de linaje; esto puede deberse a que, a diferencia de las demás castas, que tienen un “árbol de la familia” por clan, estos solo tienen uno para la población en general, lo cual genera conflictos internos. Aun así, el Árbol Matriz es un recordatorio permanente de lo que podrían llegar a ser si permanecen unidos. Además, su influencia nutre los suelos y activa propiedades curativas en los cultivos regionales, muchos de los cuales son utilizados para la creación de medicinas exportadas a lo largo de toda Lacerbora e Inaros.

A diferencia de las demás regiones dreadtor, el territorio Salystrita nunca fue invadido durante La División. Ni Mazdia ni Azura lograron siquiera aproximarse. Esta inmunidad natural, producto del entorno inhóspito y su defensa pasiva impenetrable, evitó los horrores de la guerra... pero también los avances. Mientras otras castas urbanizaban sus regiones por necesidad bélica, y posteriormente lo hicieron con ayuda de Mazdia y Azura, que se comprometieron a enmendar sus daños, los Salystrita conservaron una estructura más tradicional. Hoy, esta resistencia al cambio representa tanto un orgullo como una desventaja: su arquitectura es más orgánica, sus caminos menos trazados, y su modernización avanza con pasos lentos.

“Stealth”, la capital, es una ciudad camuflada entre las raíces del bosque. Actúa como núcleo administrativo, centro de entrenamiento de operadores especiales y sede de las asambleas tribales. Rodeada de espesura densa y humedad perpetua, es el lugar donde la casta entrena a su próxima generación de efectivos de reconocimiento, infiltradores y espías. Aquí también operan las academias militares financiadas por aliados como Mazdia y sus destacamentos kroma, que, aún hoy, honran sus antiguas alianzas. Stealth, además, es la ciudad más cercana al Árbol Matriz, y por ello, es también la sede de ceremonias sagradas y rituales de unidad.

“Callitex”, al noroeste, se conoce como la ciudad del arte, la alquimia y la agricultura refinada. En sus invernaderos translúcidos y laboratorios botánicos, se fabrican los antídotos, sueros y venenos más complejos del continente. También es la cuna de la identidad cultural Salystrita, donde se celebran festivales lumínicos, danzas rituales y ferias donde las distintas tribus muestran sus invenciones y tradiciones. Cada solsticio, se reúnen allí artistas, sanadores, recolectores y cronistas para renovar los lazos culturales de la casta.

Por último, “Teeth”, al norte, funciona como la muralla viviente de la región. Construida bajo el otro gigantesco arco rocoso natural, su nombre hace referencia a las formaciones calcáreas que emergen como colmillos desde la tierra, y a las patrullas de cazadores fronterizos que defienden el paso como una dentadura salvaje. Es tanto un puesto de defensa como un punto de iniciación para aquellos jóvenes que desean formar parte del cuerpo de rastreadores o vigías de selva profunda.

La región Salystrita no fue tocada durante la guerra por enemigos externos… pero no por falta de intentos. Las nieblas tóxicas, el terreno irregular y el dominio absoluto de sus cazadores hicieron que cualquier avance se perdiera antes de cruzar la primera línea. En este lugar, la selva no solo protege, ataca con todas sus fuerzas.

Y aunque desde fuera parezca un rincón oscuro y apartado, este bastión ha mantenido vivos los festivales de unidad, la música, las caravanas de alimento y el flujo cultural de la Alianza. Donde otros construyen con piedra, los Salystrita lo hacen con memoria, veneno y silencio.

En conjunto, la región Salystrita no solo se distingue por su belleza etérea, sino por su ambigüedad: es un paraíso letal, una tierra de secretos, suelo de plantaciones únicas para la fabricación de toxinas y remedios, de máscaras rituales y verdaderas intenciones.

  • Los Salystrita, la casta más temida por su veneno y su astucia, descubrieron en la política un terreno fértil donde su verdadera naturaleza podía florecer lejos del estigma de sus capacidades bélicas. Aunque fueron los últimos en unirse a la Alianza, tras una cuidadosa labor diplomática de los Reptor y su propia demostración de valor táctico, encontraron en la política un espacio donde podían redefinir su identidad.

    Ahora son los embajadores culturales de Lacerbora, los que conservan las lenguas antiguas, los diseñadores de festivales intertribales y los preservadores de mitos e historias que estuvieron a punto de extinguirse durante la guerra. Muchos viajan entre aldeas alejadas para registrar historias orales, organizan celebraciones donde cada casta comparte su arte, sus cantos y sus tradiciones.

    En la mesa política, los Salystrita han tratado de actuar como puente emocional. Se mueven entre posturas rígidas, suavizando tensiones que cada vez se vuelven más grandes, proponiendo negociaciones simbólicas y recordando a las demás castas que la Alianza no se sostiene solo por conveniencia, sino por identidad compartida. Muchos son carismáticos y su capacidad de adaptación los han llevado a ocupar puestos importantes en comités educativos, redes artísticas y organizaciones internacionales enfocadas en la reconciliación cultural.

    Son la casta que evita que la Alianza se convierta en una maquinaria fría y estructural. Si los Reptor aportan lógica, los Sauros honor y los Delicatissima territorio, los Salystrita aportan alma.

    Donde otros ven una grieta política, ellos ven una oportunidad de unir.